miércoles, 24 de diciembre de 2008
jueves, 4 de diciembre de 2008
LA DIGNIDAD DE NUESTROS HERMANOS MENORES
Mi nombre es Lulú, llegué a este mundo en un hermoso lugar de campo, hasta los 4 meses viví feliz junto a mi familia canina. De pronto todo cambio y ya nada fue igual. Quedé sola y librada a mi suerte, por instinto, empecé a sentir la enorme necesidad de buscar por mis propios medios el alimento para seguir viva. No sé por cuanto tiempo vague de un lugar a otro, con fatiga y fiebre, sintiendo que mi piel y pelos se caían a pedazos, los humanos que un día me albergaron me amarraban con alambre para que no escapara y me rociaban con un líquido oscuro y espeso de fuerte olor. Sin embargo un día pude escapar de esta tortura y llegue a un lugar nuevo lleno de niños y gente que ocasionalmente me daba algo de comer. Era invierno, llovía torrencialmente esa tarde, en aquel lugar, una voz dulce y amable me despertó de mi sopor, me había refugiado debajo de un techo de una sala. Escuché los pasos ligeros de la persona que luego supe venia a rescatarme de mi dolor. Han pasado 2 años y mi cuerpo ha ido sanando lentamente, gracias al amor y el cuidado de unas personas que son mi familia, con los que he sido y soy muy feliz junto a mis nuevos hermanos caninos y espero en Dios aportar con mi vivencia a la felicidad y dignidad de nosotros los HERMANOS MENORES.
HASTA SIEMPRE MI LULÚ AMADA
Gracias por darnos tanto Amor, por traer a este mundo al pequeño Takechi que es la alegría de este hogar, tu hijo, tu continuidad en este mundo terreno.
HASTA SIEMPRE MI LULÚ AMADA
Gracias por darnos tanto Amor, por traer a este mundo al pequeño Takechi que es la alegría de este hogar, tu hijo, tu continuidad en este mundo terreno.
Lulú, mi preciosa y noble perrita, hoy
sábado 13 de Diciembre te has dormido para siempre. Tu partida fue mágica pues
mientras ascendías a ese mundo de lo eterno, un pequeño colibrí entro 2 veces
al living y revoloteo por unos instantes y sin más voló al patio a posarse en
un madero, todo esto ocurrió de madrugada, ante la mirada absorta de los que
allí se encontraban. Tu partida fue silenciosa y muy dulce, como tu mi
"Lucy". Te amamos mi pequeñita. Descansa en Paz, en Nombre de Dios,
te has quedado con nosotros hasta el fin de los tiempos.
Margarita Jofré Aracena
Til Til, 13 de Diciembre de 2014
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